Cuando nos exponemos a aromas nuestro cerebro desencadena una tormenta de reacciones. Estas reacciones son las encargadas de reavivar recuerdos y emociones vividas. Nos trasladan a tiempos pasados y lugares distantes en milésimas de segundo floreciendo y dando vida a recuerdos que podríamos tener olvidados.
Este efecto Proustiano debe su nombre al escritor Marcel Proust cuya capacidad para describir aromas y relacionar los mismos con experiencias ya vividas era uno de sus mejores dotes.
Hoy en día los consumidores estamos saturados de impactos publicitarios. Destacar y lograr impactar en el consumidor resulta cada día más difícil, es por ello que los últimos avances y estudios se centran el en uso del marketing olfativo, cuya capacidad para lograr conectar con el consumidor es mucho más potente. Además si esta se combina adecuadamente con una buena imagen, sonidos y tacto, su poder y efectividad de generar un impacto destacado en los consumidores aumenta considerablemente.
Los aromas viajan mucho más rápido a nuestro cerebro que cualquier otro sentido, también pasan menos filtros y actúan directamente en el sistema límbico, que es el encargado de administrar nuestras emociones y los instintos más básicos (miedo,supervivencia, sexo, hambre, sed…).
Los seres humanos disponemos la capacidad de almacenar fácilmente y ligar en recuerdos más de 10.000 aromas y al mismo tiempo hacer que estos recuerdos permanezcan en el tiempo en nuestro cerebro. La más mínima excitación mediante un aroma tiene el poder de reavivar ese recuerdo almacenado en nuestra memoria y que creíamos olvidado.
El uso del marketing olfativo es una nueva forma (en realidad no es tan nueva, ya que se viene utilizando miles de años) de revalorizar la marca en el punto de venta, lograr transmitir unos valores o provocar una reacción específica en el consumidor.
La ventaja de utilizar el marketing olfativo es que todavía no está muy implantada entre las pequeñas empresas, solo las grandes marcas invierten en este tipo de marketing sensorial. Se trata de impulsar las ventas y lograr establecer un vínculo entre el cliente y la marca al relacionar la marca con el aroma. También se puede utilizar para otros fines como el de mantener relajados a los clientes, excitarlos y una gran variedad de reacciones según el interés de la marca.
Empresas como JAFQUI trabajan en esta línea desde hace años, desarrollando aromas y dispositivos inteligentes difusores de estos aromas para lograr crear ambientes personalizados y experienciales (eventos,tiendas de moda, cadenas de hoteles, gimnasios, etc.).